Licenciadas en maternidad
Más por más GDL 1, 6-7 Primera Plana - Marco Islas-Espinosa

A ser madre nadie nos enseña, dice la sabiduría popular. Esa concepción, afianzada en costumbres y prácticas que siempre colocaban a la mujer como la principal proveedora de cuidados para los infantes, resulta hoy más retadora que nunca, ya que debido a la economía, el desarrollo social y cultural de nuestro país, ser madre resulta un reto lleno de obstáculos nuevos, sin precisamente haber superado los antiguos.

En el libro Historias de madres, historias con madre. Crónicas del maternaje, la compiladora Alicia Caldera deja claro que -de acuerdo a numerosos investigadores- la maternidad hoy en día no es una tarea exclusivamente femenina. Y no sólo por decisión, sino también por razones socioeconómicas: con la disminución de los salarios y la precarización de los trabajos, las familias se ven obligadas a prescindir del rol de la madre como proveedora principal de los cuidados para los hijos, siendo en muchos casos, terceros (abuelos, maestros y familiares) quienes pasan más tiempo con los descendientes, que los propios padres, que -en caso de estar en pareja- también comparte el rol de cuidar a los hijos.

De ahí la creación del término “maternaje”, la acción de proveer de cuidados con independencia de la edad, relación sanguínea o conyugal. Todos participamos del cuidado de los niños.

Es en este contexto que un grupo variado de profesionales decidieron “ofrecer orientación a mujeres y sus familiares sobre la depresión posparto, problemas en la lactancia y sobre cómo enfrentar la muerte del bebé y evitar la violencia materna hacia niños de cero a 3 años de edad, a través del programa Maternando”.

El grupo surgió a partir de la experiencia de la trabajadora social Fabiola Patricia Laviada, luego de que esta se convirtiera en madre; ya que afrontó cambios y problemas a raíz de dar a luz a su bebé y en su búsqueda de orientación y soluciones la animaron a estructurar y diseñar el proyecto, al cual después se sumaron después otros especialistas.

Hasta el momento son 30 las personas han sido atendidas por Maternando. En diez casos han estado relacionados con problemas de lactancia, cinco han sido por pérdidas del bebé y tres con la depresión posparto. A lo que dice Laviada, “habría que sumar las consultas y solicitud de información que realizan numerosas mujeres a través de internet”.

“En el proyecto participan una red de profesionistas, entre los cuales se encuentra un psiquiatra, un especialista en posparto, una nutrióloga materno infantil, una especialista en pérdidas del bebé, tres trabajadoras sociales y una asesora en lactancia”, afirma un comunicado de la Universidad de Guadalajara, que hay cobijado en esta primera etapa el proyecto de Maternando.

Pero Laviada y sus colaboradores, entre ellas otras dos trabajadoras sociales, buscan convertir a Maternando en una asociación civil para luego convertirla en empresa social y lograr así que sea una asociación civil.

¿Cómo piensan lograrlo? De acuerdo a lo pensado por Maternando, una de las estrategias para hacer financieramente viable la asociación es crear certificaciones y capacitaciones a profesionales de la salud, además de lactarios donde las madres puedan extraer leche y conservarla, así como alimentar a sus bebés.

¿Debo llevar a mis hijos al trabajo?

En Historias de madres, historias con madre…, una de las constantes es la duda de las madres sobre cómo afectan sus rutinas de trabajo a sus hijos. La partición de horarios, la convivencia madre-hijo en ambientes que no están pensados para los pequeños, así como la alarmante falta de una cultura laboral amigable con el “maternaje”, ponen en tensión el desarrollo laboral y profesional de las familias y madres de hoy en día.

En el texto está el testimonio, incluso, de una profesora universitaria que gozó de un periodo de armonía trabajo-familia gracias a la cultura promovida por un rector, pero que acabó con la llegada de otra persona al cargo. Esta precariedad en las políticas laborales inclusivas también es motivo de reflexión para Maternando.

El segundo eje en el cual quiere trabajar la naciente asociación es la “colocación laboral amigable con la maternidad”, algo que definen como la “manera que las mujeres profesionistas encuentren espacios laborales que sean amigables con su maternidad, ya sea mediante trabajo desde casa, jornadas reducidas o mixtas”.

Laura Esquivel, una abogada fiscalista -ella misma madre-, ha comprobado que las madres que trabajan a media jornada, completan mejor sus tareas que aquellas que tienen jornada completa. Por ello Maternando piensa que hay lugar para prácticas laborales inclusivas y afirma que hasta el momento en su “estrategia empresarial están interesados en participar, hasta el momento, cuatro personas, además de un despacho de arquitectura y diseño”.

Cierto es que nadie nos enseña a ser padres, pero iniciativas como Maternando ayudan como una brújula en un terreno amplísimo por explorar llamado “maternaje”.