En polémico caso, una enfermera jubilada y especializada en cuidados paliativos, se sometió a la eutanasia pese a estar saludable, porque la vejez le parecía “horrible”.
La británica Gill Pharaoh, de 75 años, falleció en la clínica Lifecircle en Basilea, Suiza, donde se unió a John, quien fue su pareja durante 25 años. Ella pasó sus últimas horas paseando por el casco antiguo de la ciudad, y cenando en un restaurante a orillas del Rin.
La enfermera, autora también de dos libros sobre el cuidado de los ancianos, dijo que su carrera le había hecho conocer muy bien las duras realidades del envejecimiento.
“Sentía que era algo muy triste. Todos hacíamos lo que podíamos, pero para muchas personas de edad, no había mucho que se pudiera hacer. No nos fijamos en la realidad, que en general es horrible “, dijo al periódico The Sunday Times poco antes de someterse al suicidio asistido.
En el reportaje, Pharaoh explicó que en los últimos tiempos había notado que se estaba deteriorando “de una manera casi imperceptible”, a pesar de ser una persona saludable, activa y no necesitar ningún medicamento.
“Prefiero salirme antes de llegar a lo peor”, dijo la enfermera, que dejó dispuesto un funeral laico que se celebrará en los próximos días.